COMO NOS CUESTA LO COLECTIVO
Por Eduardo Martin Romero
Nuestro país es la suma de
mosaicos absolutamente distintos desde lo autóctono a lo que debemos sumar la
fuerte corriente inmigratoria que nos transformo en un crisol de razas; pero me
parece que tantas variedades de idiosincrasias dispares nos dificultan formular
un proyecto colectivo o de conjunto de la sociedad.-
Es posible que esta
disparidad de visiones de País nos haya impedido la construcción de un proyecto
colectivo.-
Desde la época de la
independencia hasta nuestros días el proyecto de país de un habitante de Jujuy
o de Salta o Tucumán es absolutamente distintos y opuesto al de un bonaerense,
de igual manera el proyecto de un Entrerriano o un Santafesino es dispar al de un
Mendocino o Cordobés.-
Pensemos solo en la guerra
fratricidas de la época de los caudillos para entender esta afirmación.-
Aparecieron mentores de la
unidad nacional con campañas contra indios, caudillos o federales pensando de
esta manera imponer un proyecto hegemónico que tampoco dio resultado, y pensemos
también en la pretensión de europeizar a nuestro país le incorporaron la
inmigración todo lo cual en lugar de fortalecer la identidad genero una
diásporas de proyectos incluso opuesto entre sí.-
En esta divergencia
surgieron lugares con más empuje y otros quedaron más rezagados en algunos
casos por decisiones políticas pero fundamentalmente por una particular
idiosincrasia de cada pueblo o región.-
Así donde privaron los
industriales la comunidades se llenaron de operarios y los empresarios pusieron
los recursos necesarios para generar proyectos que hagan cada vez mas sostenido
el crecimiento porque les hacía falta para su crecimiento personal Córdoba,
Rafaela, Rosario en nuestro caso María Grande, Concepción y Gualeguaychú.-
Otras comunidades, como la
nuestra, cimentaron su economía en la actividad agropecuaria con economías
pastoriles y de producción de materia prima pero no realizaron actividades de fábricas
o productos elaborados o manufacturados.-
En estas últimas la
inversión es en tierras y laboreo pero no le hace falta del desarrollo urbano
ni el incremento poblacional por lo cual los que no tienen grandes recursos son
los que buscan el crecimiento pero no tienen el dinero para la inversión, mientras
que quienes poseen lo necesario para invertir pretende el mantener las actuales
condiciones que le han sido beneficiosas.-
En el caso de La Paz nos
encontramos en esta última categorización pero con el agravante que todos
tenemos un proyecto individual y nos asusta el cambio por los peligros que el
cambio trae consigo, tenemos miedo de perder lo poco, y ello movilizo todas las
oposiciones de las que fuimos testigos desde oponernos a las represas y señalar
que hoy la costa del Uruguay obtiene beneficios de los fondos de Salto Grande a
oponernos a la construcción de una cárcel por miedo a la radicación de
familiares de presos y aceptar cada vez mas radicaciones marginales sin un
beneficio adicional, hasta oponernos a la construcción de un acueducto solo por
no poder estimar un canon futuro habiendo llegado a oponernos a las Termas y
luego quejarnos de la falta de inversión.-
Pero estas conductas se
materializan con mucha dureza cuando tiramos la basura en cualquier parte y
luego nos quejamos de la falta de recolección; o estacionamos en cualquier
lugar con miles de excusas y pretendemos ordenar el transito, o cuando pedimos
asfalto y luego no podemos esperar a que pase el tiempo necesario para que
fragüe y lo usamos a pesar de la prohibición para que luego se rompa mas
tempranamente y reclamemos por la calidad de la obra; o construyamos barrios en
zonas alejadas sin importarnos la falta de luz, agua y cloacas y una vez
asentados reclamemos la prestación de estos servicios.-
Pero lo más doloroso es
que cada vez que se genera una acción para embellecer un espacio público o
privado siempre el vandalismo sea la respuesta, y como señala un amigo mío “nadie
observa nada sin embargos todos ven cuando alguien llega de visita a tu casa”
nos quejamos del estado de la costanera y cuando se la pone en valor siempre
rompen todo; concretamos una pileta cubierta y calefaccionada y alguien tira en
la misma un basurero, alguien pinta el frente y alguien lo daña con un grafiti;
los jardines sufren también estos ataques.-
Pareciera que lo que no es
de mi propiedad o de mi directa incumbencia no tiene porque merecer mi cuidado
y estima, por ello señalo que nos preocupa lo individual y nos cuesta lo
colectivo sin darnos cuenta que el daño a lo colectivo también nos afecta y
mucho por cierto.-
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