Hemos Leido

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LOS PALOS QUE DA LA VIDA

Los palos que da la vida como su título lo describe es el relato del protagonista, Juan García, que ya en su nombre es poco para acompañarlo en su relato sobre su éxito siendo muy joven en las finanzas para luego perderlo todo y transformarse en un contestatario marginal encontrando nuevas formas de vida para luego de algunos inconvenientes logra nuevamente emerger en el mundo de las finanzas lo que le da una revancha para con quienes lo expulsaron de esas actividades y comienza a recuperar posiciones hasta que con algunos altibajos logra encontrar su paz.-

En medio de cada una de sus situaciones tanto de éxito o de fracaso siempre una mujer acompañó a Juan en sus propuestas de una vida nueva pero una de ellas lo marco y solo encontró la estabilidad cuando reconoció su imposibilidad de mantener ese “amor imposible”

Es atrapante su lectura a raíz de no conocer si se avecina un nuevo fracaso a cada capítulo.-

LA COLINA DE LOS GATOS de EVA BAEZA

Ambientada en España entre poco años antes de la guerra civil Española y nuestros días, da cuenta de la relación entre una hija, su madre y su abuela, teniendo como escenarios principales la ciudad de Barcelona y Torrox, un pueblo de Málaga, además describe otros lugares de España con una claridad que lleva a uno a pensar que conoce los mismo.-

Es un relato donde el amor forma parte de esa trilogía de hija, madre y abuela, pero la lucha por la felicidad pone permanentemente a prueba ese amor, y por ello da lugar a que se tomen acciones las que pueden ser entendidas, no como amor, sino con desentendimiento del otro, dependiendo mucho de los observadores de estas acciones.-

La hija obliga a la madre a encontrarse con su abuela pero es el relato de esta última la que pone claros sobre oscuros para entender muchas actitudes de las tres.-

Una descripción descarnada, pero no grotesca, de las consecuencias de la guerra civil Española y el sufrimiento de la población civil fundamentalmente en el bombardeo a los exiliados en la carretera de Málaga a Armería y además una profunda mirada a la pobreza y el hambre desatado en las zonas afectadas por la guerra civil.-

Recomendado por los temas relatados pero fundamentalmente por lo atrapante de su lectura.-

jueves, 9 de julio de 2015

180 AÑOS

Por Eduardo Martín Romero

El 13 de Julio se celebraran los 180 años de fundación de nuestra ciudad de La Paz por lo que deseo sumarme desde esta columna a los festejos.-

Nací en Puerto Santa Cruz hijo de un correntino de la Colonia del Libertador muy cerca de esta ciudad y de una española de Galicia quien emigro a nuestro país con destino a Santa Cruz donde mi padre cumplía funciones en Prefectura.-

Tal vez de los destinos del sur el que más recuerdo es Puerto San Julián donde comencé la escuela primaria, entonces territorio nacional, por el 1952 donde vivir en el sur argentino era un inmenso sacrificio por su clima particularmente frio con nevadas en el invierno y muy fuertes vientos en el corto verano recordando que en aquellas épocas no había agua corriente, ni gas, ni televisión, ni celulares y ni siquiera teléfonos fijos, el transporte era rudimentario, la ruta 3 era de ripio por lo cual muchos productos alimenticios, sobre todo los perecederos, no existían al menos a costos accesibles.-

Alguna vez observando las imágenes veraniegas de los almanaques le pregunte a mi padre cuando podría vivir un verano de almanaque ya que los días de actividades al aire libre en el sur era excepción, todas se efectuaba en lugares cerrados.-

A raíz de problemas de salud de mi madre, mi padre, consiguió el traslado a la ciudad de La Paz cuando me lo conto no comprendía cómo sería el lugar de mi destino solo me llenó de alegría cuando me dijo “allí vivirás veranos del almanaques” esto me genero un estado de excitación muy especial y comencé a fabular sobre el remoto destino al que me trasladaría.-

En Febrero de 1958 llegue a La Paz, entonces el colectivo que nos trasladó desde Paraná, por camino de tierra, culminaba su viaje en el “Hotel Belgrano” que hacía las veces de terminal y cuyo edificio aun se mantiene en la esquina noreste de la intersección de calle Belgrano e Italia; recuerdo que al descender mi padre me dijo “hacia allá está el río” y pude observa la bajada de calle Belgrano totalmente cubierta de arboles de un verde intenso en un día luminoso y caluroso, deslumbrado por el paisaje y casi atónito por un mundo que no conocía llegue a “pensar de este lugar no me voy mas”

Unos días vivimos en el hotel mientras mi padre se reintegraba a su trabajo y conseguía una vivienda para alquilar, esto hizo que pueda recorrer esa zona para conocerla en algunos detalles; recuerdo en la vereda de enfrente una fonda donde comían y pernoctaban los viajeros siempre animada y en algunos casos con presencias de musiqueros era un lugar que los más chicos mirábamos desde sus ventanas, en la misma cuadra una platería y relojería de Latronico y en la esquina una zapatería de don Jaime atendido por él y su esposa, sobre la vereda del hotel hacia el puerto luego de unas casas de mucha categoría había un almacén mayorista de Santamaria, Vanasco y Compañía a cuyos fondos se ingresaba por calle Moreno era un mundo de personas las que allí se podían observar, pasando calle Moreno hacia el puerto estaba “La Duquesita” donde íbamos con mi hermana a comprar un majar que desconocíamos “el helado” y que llegado el primer frío nos dijeron que no hacían más hasta el próximo verano lo que nos genero una congoja porque para nosotros aun hacía calor.-

Por calle Moreno y hacia la Plaza estaba el correo que después se traslado al edificio actual y en su lugar se traslado la zapatería de Fontanini y la “Bola de Oro” en la esquina de España y Moreno donde había de todo, era un lugar para estar todo el tiempo que uno deseara.-

Quizás quienes venimos de climas tan rigurosamente fríos seamos capaces de comprender lo distinta que es la vida en la libertad con la naturaleza y los espacios públicos, pero fue una de los cosas que me hizo amar tanto a esta ciudad; libertad esta que luego de un corto tiempo acrecenté mediante mi vida en el Barrio Estación donde mi libertad fue mayor jugando en la calle, en los zanjones, en las noches debajo del foco de la esquina o en el campito Zubiri donde buscamos lechiguanas y imaginábamos participar de cacerías y por supuesto en el Cabayú Cuatia mojareando, fantaseando con alguna boga, aprendiendo a nadar o con clavados desde la barranca y los más osados de desde el puente.-

Esta ciudad me hizo amigo de la naturaleza y por supuesto de las moscas, mosquitos, abejas, avispas, arañas, víboras, y muchas especies que en el lejano sur no conocía lo que me transpoló a un mundo lleno de fantasías.-

Pero por sobre todo esta ciudad me dio y me sigue dando grandes amigos, muchos afectos, me dio un montón de oportunidades algunas que aproveche y otras de las que prefiero no acordarme, por su puesto me dio esposa hijas, nietos y un sin número de familiares que me hacen plena la vida.-

Existe un ejerció que propone imaginar que ocurriría si los acontecimiento no hubiesen sido los que ocurrieron, sino que fueron los contrarios, ejemplificando si los colonizadores de América hubieran sido orientales, o si la segunda guerra mundial fuera ganada por los Alemanes con esta ejercitación a veces pienso si no hubiera venido a La Paz y sin dudas llego a agradecer a Dios el haberme acercado a esta ciudad ya que mi destino no podía ser mejor.-


Vaya en esta confesión y en este relato mi profundo homenaje a esta ciudad a la cual a veces criticamos pero que solo es porque le deseamos lo mejor como indica la canción de Cesar Trachitti “a mi ciudad hay que quererla toda, no se la puede amar por parte, por eso a veces la critico….”

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